Pere Roche admite que desconoce de dónde viene el nombre de Mona Cristina “quizás de Cristiana pero no lo puedo asegurar”. Este maestro panadero recoge lo mejor de la tradición y lo pone al día en L’Obrador Forn Artesà experimentando con todo aquello que le pica la nariz. Pueden ser desde unas bayas que encuentre paseando por el campo con su hijo hasta unos higos, olivas o un chorrito de cerveza Damm. Casi cualquier ingrediente puede despertar su curiosidad para elaborar y trabajar una masa madre propia y, de ella, dar vida a los variopintos panes que expone a la vista del público.
La mona de Pascua tradicional de este obrador, que abrió sus puertas hace ahora un año y medio, es un dorado y suave brioche con base de mantequilla, huevos, nata, azúcar y fermentos naturales, esa masa madre que da vida aquí a todo lo que se cuece (24 euros). “Si de algo estamos satisfechos es que todo el producto que elaboramos está hecho en base a unos fermentos naturales ya sean líquidos o sólidos. Todo tiene un inicio natural”, explica Roche.
La mona de Pascua tradicional de este obrador, que abrió sus puertas hace ahora un año y medio, es un dorado y suave brioche con base de mantequilla, huevos, nata, azúcar y fermentos naturales, esa masa madre que da vida aquí a todo lo que se cuece (24 euros). “Si de algo estamos satisfechos es que todo el producto que elaboramos está hecho en base a unos fermentos naturales ya sean líquidos o sólidos. Todo tiene un inicio natural”, explica Roche.
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