El proceso es muy fácil como podéis ver en las imágenes. Se cargan las dos patitas con la dosis del cacao elegido, se colocan bajo la nariz a 1 cm de distancia aproximadamente de las fosas nasales y mientras se inspira profundamente, se golpea la palanca para que las catapultas lancen el cacao en polvo al aire.
No deja de ser un artículo curioso y divertido, y de hecho pude ver a muchos visitantes de
Madrid Fusión acercarse al stand de Chocolates Belgas a
probar la curiosa experiencia. Aunque a alguno se le saltaba una lágrima nada mas inhalar el chocolate, todos sonreían divertidos y encantados pasando unos segundos.
Personalmente yo también lo hice, concretamente probé el chocolate mezclado con jengibre que tenía un aroma mentolado y me despejó la nariz además de proporcionarme el gusto a chocolate. La inhalación me recordó a las famosas obleas de After Eight.
Al entrar el chocolate, se percibe inmediatamente el aroma del cacao. Pero es pasados unos segundos, cuando interviene el retrogusto y la experiencia se redondea teniendo una sensación muy similar a la de haber comido un bombón. Esta sensación dura unos diez minutos.
En mi opinión, esnifar chocolate en polvo no se va a convertir en un sustituto de la ingesta de bombones o chocolatinas, pero puede ser un artículo de regalo curioso y original. Y vosotros, ¿probaríais el chocolate de esta manera?